lunes, 1 de diciembre de 2014

EDICIÓN XVII DE LOS PREMIOS DE LA MUJER DE SEVILLA 2014


ANA Mª ESTEVE GONZÁLEZ 
SIEMPRE CON LA CLASE OBRERA, LUCHANDO POR ELLA Y SIN ESTAR ASALARIADA.

 Ana Mª Esteve González nace en Sevilla en el barrio de San Bernardo. Pertenece a una familia de clase media que en 1946 se trasladan al Barrio de Nervión, donde vive su niñez y su juventud. Fue al colegio de la “Sagrada Familia” entre los años 1950 y 1954, pero tuvo que dejarlo a la edad de 10 años debido a que su madre enfermó de Esclerosis Múltiple y requería de ella, al ser la “mujer”, una total dedicación hasta su fallecimiento. Con la ayuda de la abuela, mujer de 76 años, tuvo que hacerse cargo de las tareas de la casa y de toda la familia.
Así comienza el currículum de la vida de Ana.


Copiamos aquí su discurso, porque nadie mejor que ella para contarnos cómo es su vida.

Buenas tardes:
Quiero agradecer a las compañeras del Consejo Municipal de la Mujer, a las componentes del jurado y muy especialmente, a las compañeras de la Federación Cerro-Amate que me presentaron como candidata para el mismo.Tambien quiero agradecer al Ayuntamiento de Sevilla en la persona
del Sr. Alcalde, a la Sra. Delegada y a todo el personal técnico que integran el Servicio de la Mujer, a todas y a todos muchas gracias.
Quiero hacer presente aquí hoy en este acto, a todas las mujeres asesinadas, victimas del machismo.
Este premio que hoy recibo lo quiero compartir con muchas mujeres invisibles para la sociedad que hoy están en mi pensamiento y forman parte de mi vida y a las que tengo mucho que agradecerles: a mi madre, mi abuela por los valores que me inculcaron en el corto tiempo que pude disfrutar de ellas.     
En mi vida siempre está presente la figura de una mujer, “mi Vecina LOLA”, que fué amiga y madre, hermana, enfermera y psicóloga. Me lleno de amor desinteresado en momentos muy difíciles. Cuanta sabiduría en su saber de analfabeta!. Ella fué la primera que me hablo de igualdad sin saberlo. Después he seguido teniendo más vecinas. Estoy segura que todas sois y tenéis Vecinas como Lola.
Las mujeres que nacimos en la posguerra, que no pudimos asistir a las escuelas para tener una formación básica, por falta de ellas en nuestros barrios o pueblos, o bien por falta de medios económicos. Digo "formación cultural", porque la educación si la tuvimos en nuestras familias.
Eramos mujeres niñas, invisibles, que a muy temprana edad, tuvimos que ayudar en el cuidado de los hermanos pequeños, abuelos, madres y padres enfermos. Desde muy temprana edad se nos asignaba el papel de cuidadoras, trabajábamos como niñeras, trabajadoras en la casa, en el campo, en talleres o fábricas, a veces a cambio de un plato de comida y cama o un sueldo muy escaso, cuando aún teníamos edad para que nos cuidaran a nosotras.
Mujeres invisibles, que marchaban al extranjero para encontrar un trabajo digno que aquí no tenían, como mi cuñada Laura, que dejó a 3 hijos muy pequeños a cargo de los abuelos. Otras, como Toñi o Maribel, recién casadas, tuvieron que enfrentarse a tener a los hijos allí, en un país extraño, con un idioma difícil, con las cartas que tardaban y las conferencias telefónicas que casi no se oían. Pero trabajaron y trabajaron y salieron adelante.
De nuevo hoy se repite la historia, sólo que ahora son ellas las que se quedan con los nietos para que hijas e hijos puedan salir fuera a encontrar un trabajo digno.
Mujeres invisibles, que creíamos que era posible cambiar nuestra condición de invisibilidad y explotación, compañeras trabajando en fábricas, talleres de costura, enfermeras, enseñanza, etc., luchando por un trabajo digno, por la igualdad salarial entre hombres y mujeres, en asociaciones de vecinos o en asociaciones de amas de casa, mientras los maridos e incluso muchas de ellas asistíamos a reuniones clandestinas para crear sindicatos, por las libertades de reunión y expresión, para que no hubiera explotación y desigualdades sociales.
Debido a estos movimientos muchas sufrimos represalias y detenciones.
         



Otras mujeres invisibles, muy importantes para mí, son mis amigas inmigrantes, Hermine, Gloria o Natalia, etc., que han venido de otras culturas, de países lejanos, que han tenido que partir de cero y con mucho esfuerzo han aprendido nuestro idioma y costumbres y que van saliendo adelante para integrarse en nuestra sociedad.
Pero nosotras, mujeres invisibles, teníamos hambre de saber y por eso en cuanto pudimos nos acercamos a los Centros de Adultos para sacar el Graduado, hacer F.P., bachillerato y estudios universitarios. Las más atrevidas hasta llegaron a ser capaces de montar una pequeña empresa, cooperativa, etc.
Hoy yo aquí reivindico el derecho y la necesidad que tenemos TODAS Y TODOS de conocer y estar al día ante los avances científicos y las nuevas tecnologías, tengamos la edad que tengamos, por eso son tan importantes los Centros de Formación Continua Pública y Gratuita, así como los Puntos de Información a la Mujer.
Hace 18 años conocí la asociación Ocio y Salud debido a mi Fibromialgia. En las compañeras encontré amistad, comprensión, solidaridad, cariño y mucha energía para afrontar la enfermedad; aprendí a quererme y a vencer la inseguridad y potenciar mi autoestima, que en esos momentos por diferentes circunstancias estaba
un poco baja. Han sido muy importantes estos años de aprender y crecer como persona.
En 2006 formé parte de la creación de la Asociación de mujeres NOSOTRAS de Parque Alcosa junto con la asociación “La Amistad” y nos incorporamos a la Federación de asociaciones Cerro-Amate.
¡Cúanto les debo a ellas, cúanto os debo a vosotras!

Las asociaciones de mujeres potencian el intercambio cultural, nos unimos mujeres de distintas edades, creamos lazos de solidaridad apoyándonos ante los problemas que surgen, fomentando la vida social del barrio, participando en actividades lúdicas y culturales. Para todo esto necesitamos espacios públicos y más apoyo institucional.
Por ello, creo que el movimiento asociativo y en concreto el de mujeres, hacen que esa invisibilidad vaya mitigándose. Llevo desde los años sesenta implicada en el movimiento social y por ende en el movimiento feminista. Estoy más convencida cada día de su necesidad e importancia.
Por último, quiero daros las gracias por la asistencia a este acto. Me siento muy orgullosa y agradecida al recibir esta distinción, que es de TODAS y para TODAS, y en vuestro nombre la acepto con mucho gusto.


Creemos que mujeres como Ana deben ser visibilizadas, se les debe reconocer públicamente esa vida, trayectoria callada y anónima durante muchos años. La Federación de Mujeres de Cerro Amate, conocedora de su historia, su implicación y su trayectoria la propone a Ana Esteve González como Mujer Sevillana del Año.
GRACIAS EN NOMBRE DE TODAS.


1 comentario:

  1. Ana me enteré tarde del premio pero me alegro muchísimo, te lo mereces. Personificas a las mujeres luchadoras que se merecen todos los premios del mundo.

    Mónica (Hasta Alcosa y más allá)

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